En el libro “El poder de la mente desenfocada” de Srini
Pillay, experto en neurociencia y profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina
de Harvard, se muestra cómo el desenfoque mental estimula la calma,
aumenta la productividad, favorece la creatividad, mejora la memoria a largo
plazo y nos mantiene más conectados a nuestros objetivos.
Según el autor, los descubrimientos más geniales se han
producido en maravillosos periodos de desenfoque, los cuales resultan claves
también en el proceso de la creatividad, ya que el desenfoque bien
gestionado, refresca la mente y la prepara para el siguiente período de
atención sostenida.
El exceso de concentración puede bloquear o disminuir
la productividad y el rendimiento de las personas, puesto que, al concentrarse en demasía, el cerebro pierde
los recursos para equilibrar el cansancio. Por tanto, el enfoque
no siempre es efectivo para el entendimiento y la resolución de problemas.
Tampoco redunda en una mejora en la calidad de vida.
Este razonamiento contradice algunos paradigmas que caen
en el culto a la concentración y nos exhortan a creer que el enfoque está por
encima de otras capacidades. Lo cierto es que la concentración puede trabajar
en nuestra contra ya que invita a proyectar la luz de la atención hacia un
punto. Pero ¿qué ocurre con lo que pasa alrededor?
Haciendo
un paragón con la visión periférica, al fijar nuestra mirada hacia un punto
específico, es inevitable observar lo que sucede alrededor del objeto sobre el
que fijamos la atención. Del mismo modo, el
desenfoque es un proceso naturalmente humano. Por tanto, si solo
se atienden los asuntos que interesan, se deja de observar lo que ocurre
alrededor, tal como se demuestra en “The Monkey Business Illusion” (https://www.youtube.com/watch?v=IGQmdoK_ZfY). Si la concentración hace que dejemos de ver
un gorila, ¿qué otras cosas estamos dejando de ver en la vida?
Como toda disciplina, es necesario practicar el
desenfoque de manera responsable. Algunas ventajas del desenfoque cognitivo
incluyen:
- Creatividad y pensamiento lateral: El desenfoque permite que la mente divague y
explore ideas diferentes. Esto puede fomentar la creatividad y el pensamiento
lateral al abrir espacio para asociaciones no convencionales y soluciones
innovadoras a problemas.
- Descanso mental: Alternar entre períodos de enfoque y
desenfoque puede proporcionar descanso mental. El constante enfoque en una
tarea puede provocar fatiga mental y reducir la productividad a largo plazo.
- Perspectiva fresca: Distraerse de una tarea principal puede
proporcionar una perspectiva fresca cuando se regresa a ella. Los momentos de
desenfoque permiten alejarse temporalmente de un problema o tarea, lo que puede
ayudar a verlo desde diferentes ángulos y encontrar nuevas soluciones.
- Mejora del bienestar emocional: Permitirse momentos de desenfoque puede
ayudar a reducir el estrés y la ansiedad al brindar un respiro de las demandas
y las presiones de la vida cotidiana.
- Estimulación para el cerebro: La mente necesita variedad y estimulación
para funcionar de manera óptima. Los momentos de desenfoque pueden proporcionar
esta variedad al permitir que el cerebro explore diferentes ideas, imágenes y
experiencias.
- Fomento de la serendipia: A veces, las mejores ideas y descubrimientos
surgen de manera inesperada, cuando la mente está vagando libremente.
Permitirse momentos de desenfoque aumenta las posibilidades de descubrimientos
fortuitos.
Finalmente, tener momentos de desenfoque puede ser
beneficioso. Sin embargo, es necesario tener claro nuestros propios procesos y conectar
con nuestro ritmo cognitivo para combinar el enfoque y desenfoque de manera
natural y efectiva. Hay que aceptar la rutina de la desatención y saber desenfocarse
sin remordimientos para poder aprovechar momentos de ideación e inspiración.
Lima, 26 de enero de 2024
Pillay, S.
(2018). El poder de la mente desenfocada. Editorial Sirio.
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